El torrezno es un pincho muy habitual de la zona y por ello cada bar te lo ofrece a su gusto, algunos en formato pincho y otros suelto y normalmente grande.
Vimos muchos bares y hasta algunos vendían katxis de torreznos, pero en el Llagar de Isilla el torrezno tenía una pinta y un color muy agradables.
Una vez servido, vemos que lo cortan, lo sirven caliente y queda como mostramos en la foto.
El pintxo de bacalao estaba recién hecho y no perdimos la oportunidad de pedirlo. Estaba realmente rico. Al caerse el bacalao de la base lo dejó con mala presencia, pero no por ello seguía estando igual de rico.
El Lagar de Isilla te permite sus bodegas subterráneas, que son impresionantes. Buena comida y ración cultural, sitio perfecto en Aranda de Duero.