Estás desesperado, tu bar preferido pierde fuelle, necesitas algo más, entonces es cuando recurres a la familia y la familia acude al rescate: “vete a este sitio que solemos ir y está muy bien”.
Pues hala, allá voy y bueno, es que aquí me conformo con poco ya que cuando te dan mucho es fácil decir eso, aquí os dejo unas joyas, unos mejillones de la muerte, un pulpo perfecto (como tiene que ser en Galicia) y unas orejas riquísimas como siempre me saben.