Cuando uno hace bien los chipirones en su tinta se nota y lo tienen tan perfeccionado que siempre les sale perfecto. Es el caso del Kalamua, en Romo.
No solo son los chipirones, que están blanditos pero sin llegar a deshacerse, para poder morderlos y saborearlos. Su salsa es una delicia, prepara pan porque no vas a dejar de untar.
Cuando el plato se quede limpio te quedarás con una sensación de qué ha pasado aquí que ya no podrás dejar de pensar en ello cuando pases por enfrente del Kalamua.
Cuando vayas a pedirlo, ten cuidado con las horas, suele estar lleno de gente en las horas punta y no lo vas a disfrutar tanto como en otros momentos más tranquilos. Evita el jueves, que hay pintxo-pote... Pero si tienes mucho antojo, siempre acabas encontrando un huequito donde arrimar el codo y disfrutar de esa delicia.